martes, 28 de febrero de 2012

El pájaro bobo

Hoy me apetece hacer una entrada seria, basada en la naturaleza, así que no voy a decir ninguna payasada de las mías... bueno, sólo una (jejeje):
- ¿Con qué se emborrachan los pingüinos?
- Con Licor del Polo.

(Pausa para risas y aplausos... mmm... bueno, como no oigo nada, prosigo... gente más sosa, por Thor... ¬¬)

Total, que yo iba a hablar sobre pingüinos, esas avecillas tan simpáticas. Los pingüinos son unos bichitos fascinantes, con unas costumbres sociales muy curiosas. Por ejemplo, en el caso del pingüino emperador, papá pingüino incuba el huevo mientras que mamá, agotada después de poner, regresa al mar. Después de pasar 115 días sin comer incubando al polluelo, mamá toma el relevo y papá vuelve al mar para alimentarse. Una vez nacido el pequeñín, papá y mamá se turnan para ir en busca de alimento.
Además, forman grupos enormes para protegerse del frío, formando círculos y turnándose en el exterior para que no sean siempre los mismos los que soportan las heladas temperaturas.

Sociables, equitativos y adorables; tanto en directo como en cualquier producto con su forma... Yo me deprimiría si se perdiera uno de mis calcetines de pingüinos por culpa de una lavadora maligna... Pero, aunque sucediera semejante tragedia, seguro que algún pingüino de mi tribu no tardaría ni dos días en devolverme la alegría.

Y, a pesar de todo esto, lo llaman pájaro bobo... Pues yo hoy me siento pingüino, así que puedes llamarme bobo todas las veces que quieras ;)

"No todas las tormentas son malas para el corazón"




miércoles, 8 de febrero de 2012

Hablemos de natación

Hay una cosa que siempre me pregunta mucha gente: "¿Por qué estás tan blanco?"
Mi respuesta puede variar según quién sea el ente preguntante, según mis ganas de cachondeo o según el famoso efecto mariposa; es decir, una mariposa mueve las alas en Papúa, Nueva Guinea, a mí me toca las pelotas que me preguntes por qué estoy tan blanco y te suelto la primera patujada que se me ocurre.
Entre esa amplia variedad de tontuneces que da a luz mi fecundo cerebro, podemos encontrar perlas como estas:
- Porque soy un fantasma.
- Porque sólo voy a la playa de noche y, en vez de tomar el sol, tomo la luna.
- Porque esta mañana desayuné lejía.
- Porque fui al dentista y se pasó blanqueando.
- ¿Y a ti que te importa? ¿Me intereso yo por la razón de que seas tan (añadir lo que sea)?

Pues básicamente, la razón de mi albor es una mezcla de genética y poca afición a la natación.
Sí, es un deporte muy sano y completo, pero me abuuuurre. Además, el agua del Atlántico está fría y eso sí que lo llevo mal. Paso de estar blanco a estar violeta y, a veces, ambas cosas a la vez como un aficionado cualquiera del Real Madrid. Y, a lo mejor, de ahí mismo me viene la poca afición natatoria, ya que un servidor pasó su infancia en Madrid, donde, por mucho que se empeñen, sigue sin haber playas.

Aún así, todos los nadadores del mundo deben agradecerle a los romanos (¿qué han hecho los romanos por nosotros?) que existan las piscinas, donde pueden desarrollar su afición haga frío, calor, sea de noche o de día.En todas partes podemos encontrar piscinas; unas profundas y atemorizantes, otras pequeñas y que invitan al juego y la diversión, y otras, las más fascinantes de todas, que combinan todos esos atributos: empiezan siendo poco hondas y seguras y, según las recorres, se vuelven profundas.

Pero sea cual sea el tipo de piscina, a veces hay que zambullirse y descubrir los placeres y la diversión de algo que, aunque siempre estuvo ahí, nunca empezamos a cogerle el punto.

Y hasta aquí hemos llegado, amiguitos. Voy a tomar un poco el sol y a remojarme los pies ;)

"El amor y la amistad no se piden como el agua; se ofrecen como el té"